Cuando llegas al punto de terminar una larga e inevitablemente rutinaria relación amorosa, aunque no por eso mala... Cuando te ves obligada a tomar una decisión que nunca creíste conveniente ni posible, como si fuese una especie de utopía emocional que está irónicamente a punto de volverse realidad. Cuando hay un punto muy diminuto dentro tuyo que grita entre llantos que no lo hagas, que podrías arrepentirte.. Hasta que logras callar esa pequeña voz, y logras escuchar que el resto de vos, la verdadera vos, pide a gritos liberarse! Quitarse esas cadenas del dolor y del recuerdo que no la dejan avanzar. Que sí podemos ver un rayo de luz y de esperanza lejos de esa madeja de mentiras, rencores y remordimientos.. Es que ya juntaste la fuerza suficiente para salir de ese naufragio amoroso sana y salva ... Lista para navegar las cristalinas aguas de ese inmenso océano, hasta llegar a una nueva Isla Paradisiaca.
Ese es el punto exacto en que tenes un sacudón en tu cabeza, se revuelven tus ideas, tus ideales, tus opiniones, tus experiencias, tus fracasos y aprendizajes, tus triunfos y derrotas. Es en ese momento cuando recordas cuáles son tus verdaderos deseos, sueños y metas en esta vida. Y es ahí mismo cuando queres salir a cazarlos y hacerlos realidad, lista para enfrentarte al mundo como una valiente guerrera. Dispuesta a enfrentar todos tus miedos y dudas, sin que nada te impida conseguir lo que querés.
Es ahí cuando te reencontras con vos misma, tu verdadera escencia y el yo interior que tenías guardado... Recargas todas las energías, renovas las esperanzas e ilusiones. Ahí se trata de encontrar el punto exacto de tu propia felicidad, en momentos y cosas cotidianas. Esa es la clave!
Mantener la calma, tener la frente siempre en alto y una sonrisa en los labios!
Así es como quiero enfrentarme al mundo!
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